Trazado con esmero y dedicación
Posicionada frente al monitor, pienso, reflexiono, analizo, imagino, me emociono, creo, planifico, busco, intento, voy, vengo, estoy. Con mis manos sobre el teclado de mi computadora, mis dedos se mueven incesantemente pulsando teclas, aquellas en la cuales se ubican las letras, a medida que las presiono ellas van conformando las palabras, esas que tengo en mi cabeza, en mi mente, en mi corazón, las cuales quiero y necesito contar.
De esta manera inauguro y les doy la bienvenida a mi diario de escritor. Los invito a conocer el camino que me propuse transitar para poder lograr un buen trabajo. Aquí se describirá cada paso que iré dando a lo largo de este trayecto, todo lo destacable también estará reflejado aquí, en este espacio al que denominaré; “Mi diario, mi camino”.
Mi deseo es que todos aquellos que cuenten con la posibilidad de leer este diario, puedan ir vivenciando los distintos momentos que iré atravesando en este camino que imaginariamente tracé, poniendo mi mayor esmero y dedicación, para poder lograr un buen trabajo. Si bien, recién estoy inmiscuyéndome en él, comienzo a sentir la necesidad de seguir conociéndolo, porque ya logro observar la meta, esa la cual me propuse conseguir y que no voy parar hasta conseguirla.
Avanzo con mi primera fase, luego diviso una segunda, y puedo observar una tercera, y así sucesivamente irán apareciendo diferentes etapas, hasta lograr alcanzar una ultima, esa -que con total seguridad considero será la más difícil de superar- pero a la cual no temo, ya que considero que de los errores también se aprende y de los desafíos que uno se imponga se puede descubrir hasta que punto uno puede dar lo mejor de si. Por eso, no me acobardo frente al desafío de descubrir cuales son mis verdaderos limites, quiero llegar hasta el final propuesto, sin importar las consecuencias.
Me encuentro, en un lugar desconocido, en el cual todo me parece extraño, pero que sin embargo deseo quedarme para descubrir que hay atrás de cada una de las puerta que detrás mío puedo divisar, me encuentro sola y sin embargo no tengo miedo a equivocarme, porque lo atractivo es el desafío que este trabajo me representa. Observo, escribo lo que siento, dejo volar mi imaginación, digo lo que opino, reflejo mis deseos, creo mi propia historia, mi entrevista.
De esta manera inauguro y les doy la bienvenida a mi diario de escritor. Los invito a conocer el camino que me propuse transitar para poder lograr un buen trabajo. Aquí se describirá cada paso que iré dando a lo largo de este trayecto, todo lo destacable también estará reflejado aquí, en este espacio al que denominaré; “Mi diario, mi camino”.
Mi deseo es que todos aquellos que cuenten con la posibilidad de leer este diario, puedan ir vivenciando los distintos momentos que iré atravesando en este camino que imaginariamente tracé, poniendo mi mayor esmero y dedicación, para poder lograr un buen trabajo. Si bien, recién estoy inmiscuyéndome en él, comienzo a sentir la necesidad de seguir conociéndolo, porque ya logro observar la meta, esa la cual me propuse conseguir y que no voy parar hasta conseguirla.
Avanzo con mi primera fase, luego diviso una segunda, y puedo observar una tercera, y así sucesivamente irán apareciendo diferentes etapas, hasta lograr alcanzar una ultima, esa -que con total seguridad considero será la más difícil de superar- pero a la cual no temo, ya que considero que de los errores también se aprende y de los desafíos que uno se imponga se puede descubrir hasta que punto uno puede dar lo mejor de si. Por eso, no me acobardo frente al desafío de descubrir cuales son mis verdaderos limites, quiero llegar hasta el final propuesto, sin importar las consecuencias.
Me encuentro, en un lugar desconocido, en el cual todo me parece extraño, pero que sin embargo deseo quedarme para descubrir que hay atrás de cada una de las puerta que detrás mío puedo divisar, me encuentro sola y sin embargo no tengo miedo a equivocarme, porque lo atractivo es el desafío que este trabajo me representa. Observo, escribo lo que siento, dejo volar mi imaginación, digo lo que opino, reflejo mis deseos, creo mi propia historia, mi entrevista.
Lunes por la mañana, 09.56am
Hoy caminaba hacia la oficina pensando en que este camino cuenta con historias que merecen ser contadas, historias que pertenecen a personas desconocidas hasta el momento para mí, pero... ¿Quienes serán? Aún no lo sé, pero se aproxima la fecha del encuentro y falta poco para develar el misterio.
Martes mediodía, 12.37am
Escribiré lo que observo, lo que siento, escribiré lo que opino, dejaré volar mi imaginación, no reprimiré mis deseos por conocer, estaré atenta a las señales, iré creando mi historia, mi entrevista.
Sábado por la mañana, 10.30am
Hoy aclaré mis ideas en cuanto a la entrevista que me propuse realizar, de acuerdo a la tarea encomendada por la cátedra del Taller y seminario de escritura de la Universidad.
Fue así, que hoy decida por arrancar con mi tarea, ordené los apuntes que tenía sobre mi mesa de estudio –aquellos que fui acumulando desde que me enteré del trabajo que debía realizar-, además preparé la agenda –con la cual, por lo general, realizo algunas anotaciones de cosas que logran llamar mi atención, ya que mi memoria algunas veces me juega una mala pasada, y de esta manera cruce la puerta de salida de mi casa y salí, impulsada por las ganas de conocer el lugar hacia el cual me dirigía y que según mis fuentes encontraría a la persona que decidí, después de tanto deliberar, entrevistar.
Salí de casa esencialmente predispuesta a realizar un buen trabajo, proponiéndome dar lo mejor de mí, y a utilizar todas las herramientas conceptuales que fui aprendiendo a lo largo de estos años en la Universidad. Iba segura que todo lo que había averiguado acerca de la temática que quería abordar me iban a servir como base para estar segura a la hora de encontrarme frente a frente con mi entrevistado. Eso me daba tranquilidad, porque estaba segura de lo que quería preguntar y como debía hacerlo.
Camino hacia aquel encuentro, tenía en claro que todo trabajo de investigación debe encontrar un punto final, al menos es lo que se recomienda, sin embargo tenia en cuenta que esa tarea sería dificultosa para mi, pues yo suelo encontrar un punto pero lamentablemente siempre le siguen los puntos suspensivos.
Fue así, que hoy decida por arrancar con mi tarea, ordené los apuntes que tenía sobre mi mesa de estudio –aquellos que fui acumulando desde que me enteré del trabajo que debía realizar-, además preparé la agenda –con la cual, por lo general, realizo algunas anotaciones de cosas que logran llamar mi atención, ya que mi memoria algunas veces me juega una mala pasada, y de esta manera cruce la puerta de salida de mi casa y salí, impulsada por las ganas de conocer el lugar hacia el cual me dirigía y que según mis fuentes encontraría a la persona que decidí, después de tanto deliberar, entrevistar.
Salí de casa esencialmente predispuesta a realizar un buen trabajo, proponiéndome dar lo mejor de mí, y a utilizar todas las herramientas conceptuales que fui aprendiendo a lo largo de estos años en la Universidad. Iba segura que todo lo que había averiguado acerca de la temática que quería abordar me iban a servir como base para estar segura a la hora de encontrarme frente a frente con mi entrevistado. Eso me daba tranquilidad, porque estaba segura de lo que quería preguntar y como debía hacerlo.
Camino hacia aquel encuentro, tenía en claro que todo trabajo de investigación debe encontrar un punto final, al menos es lo que se recomienda, sin embargo tenia en cuenta que esa tarea sería dificultosa para mi, pues yo suelo encontrar un punto pero lamentablemente siempre le siguen los puntos suspensivos.
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