domingo, 2 de noviembre de 2008

La última cena




Cuento a partir del azar

Cuando abrió la puerta llovía intensamente en la provincia de San Rafael Mendoza. Santos Pinchura pensó que las gotas arruinarían su hermoso traje Armani. Tampoco le agradaba la idea de llegar empapado a la fiesta ofrecida por su mejor amigo. No quería resfriarse ni quedar como un pollito mojado. ¿Qué pensarían las mujeres de él cuando lo viesen así? Por ello, dio media vuelta y tomo el paraguas del baño.
Estaciono frente al salón y salio como un rayo corriendo hacia la entrada. Le dijo su nombre al Mestre y se inmiscuyo entre los invitados.
Miro a su alrededor y lo primero que llamo su atención fueron los arreglos de las mesas y las sillas que inundaban el salón. Debían ser producto de una ardua labor. Lo descolocaba un poco la música que de fondo se escuchaba: “eres la copa rota el mar que me adentro” decía el estribillo, era una canción tan triste que el corazón se le estremeció de golpe.
Minutos después, luego de haber dado sus felicitaciones a su amigo y a la esposa de este, sintió hambre. Se dirigió a las rebosantes mesas de comida y tomo dos presas de pollo y una copa de vino Blanco. Se sentó en las delicadas sillas, tomo los cubiertos y ataco. El sabor era verdaderamente delicioso, casi indescriptible. Perdidos en sus pensamientos comenzó a sentir que algo obstruía en su garganta, cada vez con mayor fuerza. Se levanto de repente puso sus manos en su garganta como ahorcándose a si mismo ante la mirada atónita de los invitados. Su cuerpo sin vida cayo unos pocos segundos después al lado de la mesa un primero de enero de 2005.

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